Ayer

Llegué a mi hogar, venía de cierta escuela de cuyo nombre no quiero acordarme. Pronuncié las palabras ya llegué. Mamá respondió: ¿cómo te fué?. Respondí: Mal.

Eran las 3:40 y dormí. Entré en un mundo de suma tranquilidad y utopía. Vi al sol "salir" y segundos después el ocaso, incursioné en mundos inverosímiles sin símil alguno (o alguna?), y escuché a mamá decir: traes calentura. Tengo difusos recuerdos de haber tomado pastillas para remediar dicho mal, para así volver a ese universo infinito que recide en un encéfalo de 25x20x15 cm. A ritmo de un jazz sin fin y con un extraño principio, caí en brazos de uno de mis muy mejores amigos, mi compa, el morfeo. Y mira que no recurrí a morfina ni me estupidicé con estupefacientes, ni lo he hecho, pero quee viaajeesooteée...

Volví al mundo real a eso de las 11:30, comí pescado, arroz, galletas, leche y más. -Tienes 37.5°C- -treintaysiete siete...- (no es una temperatura que sorprenda pero andaba yo mal). -Es por las desveladas, Ale. Y después la discusión. La sumisión.

12:30 Y volví a donde los mundos chocan, erré en el intento y después de erre y ene no sé qué encaminé mis pasos a la t.v. Que si le duele éste aparato lo sana, que si no le jala el aparato póngase éste gel, a tan sólo $999, pero espere, sabemos que estamos en crísis, por eso reducimos nuestro producto a $699, pero si es de los primeros en llamar dentro de los próximos 15 minutos.... Me rendí literalmente media hora después y volví a descabezar un sueñito, a quedarme traspuesto, si hombre, a pernoctar. Tan duro que no recuerdo nada.

Son las 12:30 p.m. y creo que sumadas son, o fueron, o quién sabe qué, alrededor de 20 horas de conciliar el yo con el yo, 20 horas de descanso, de introspección, de buena mierda. Pero estoy de vuelta a la realidad, donde todo está todavía más fumado.

-Alejandro