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martes, 1 de septiembre de 2009

Yo y las Nubes.



Días nublados. Mis preferidos. El aire huele a nostalgia, como si mirar al cielo te otorgara la habilidad de introspección.

La lluvia escurre sobre mi espalda. El contacto de las gotas de agua con mi ser se siente como una renovación, una especie de purificación. La gente en la ciudad sigue su rumbo, inmune a la magia que me eriza los vellos. Quisiera que sintieran una minima parte de lo que ocurre alrededor. Quizá así entenderían.

Mi música me acompaña a donde voy, en especial en estos días. Es un elemento primordial para mi reflexión. La neblina cae al ritmo de los bombos y cajas en mis auriculares. El aire me corta la cara, dejando marcas acordes a los arpegios de las guitarras que vibran en mis oídos. Es entonces cuando mi música y yo somos uno.

Por la mañana se disfruta la ausencia de nuestra estrella en el firmamento. Camino hacia el instituto con un animo como pocas veces. Todo es muy neutro, como si pudiera teñir el día de mis colores, en vez de contemplar los de la vida. Da la sensación de que el día es para hacerlo Mio.

Cuando el sol está sobre este meridiano, es como si el tiempo hubiera desaparecido. No hay penuria al regreso del día laboral. Solo la misma iluminación parcial que estuvo antes. Siempre es la hora sin sombra.

La mejor parte llega al crepúsculo. El gris opaco del cielo provoca un ambiente melancólico en la urbe. Se siente como la calma después de un llanto frenético, como si el penar se apaciguara para dar lugar a una tranquilidad temporal.

Ya caída la noche, me relaja el saber que no veré el monótono color obsidiana al mirar arriba. Un marrón rosáceo toma su lugar, iluminando un poco la penumbra. Son noches en las que un café, un cigarrillo y un buen libro son la mejor compañía, como en homenaje a un día tan especial. Dormir sin apreciar el exterior es prácticamente un sacrilegio.

Son momentos de vida en plenitud. El joven es maduro y el viejo es joven al dejarse impregnar por el misterio presente. Es la naturaleza sobre ti, recordándote su posición inquebrantable. Y es que no es lo mismo tener la mente nublada a tener neblina en la cabeza. En estos días, existir es el mayor privilegio.

En fin, hoy vivo en simbiosis con el mundo. Yo y las Nubes llevamos buena relación.






Adrián M.

2 comentarios:

  1. En dias como estos me siento en la mecedora blanca que està afuera mientras saboreo el olor a tierra mojada en mis labios.. y siento la brisa que sacude al fuerte roble y tambien al nogal, mis dedos presionando un cigarrillo :)

    Me gustan estos dias neutros, tal vez tanto como a ti, tal vez no..

    Se nota que hoy tenias ganas de escribir..
    Me gusta cuando escribes de este modo , ya lo habia comentado un par de veces, introspeccion, esa palabra tambien me gusta..



    Saludos!

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  2. hola muy buen post,, quiero que escriban algo como la soledad , el desamor , algo asi porfa bueno los sigo leyendoo byee

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