Creative Commons License

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Si Peter Pan Viniera..



Hay fotografías en las que aparezco en brazos, pequeño e indefenso, mirando para aprender todo lo que había a mi alrededor. Para obtener lo que necesitaba, bastaba un llanto o un quejido. No había nada más que comer y dormir, la vida de cachorro.

Solía ser inocente, jugando con mis figuritas de acción, con el gesto feliz y divertido, disfrutando cada minuto. Mi madre me procuraba casi cada paso que formaba con mis pies, vírgenes, con poco recorrido. Tiempos felices, emocionantes. La mayor aventura era entrar al oscuro armario y esperar a que no te descubrieran, ya que perderías.

Me recuerdo en la escuela, estudiando casi a fuerza, en ascuas del sonido más feliz del día: el timbre señalando la hora de salida. Corría a la puerta, por el diario surtido de caramelos y golosinas de todos colores y sabores. Llegaba al viejo VolksWagen con una sonrisa de oreja a oreja, contando detalle por detalle de mi día a mamá.

Me remembro desubicado, sorprendido por las repentinas situaciones en mi entorno. Veía los ánimos en mi hogar cayéndose a pedazos, como una vieja pared de adobe. Me sentía como el conejo en las fauces del lobo, impotente y desesperado, volviéndome loco. La gran figura protectora de mamá empequeñecía hasta el grado de ser un mortal más, tan frágil como cualquier otro.

También se evoca en mi la sensación de madurar a fuerza, como manzana cortada todavía verde. Aprender a hacerse responsable a temprana edad no es nada satisfactorio, y menos obligado por las circunstancias. La rebeldía siempre estaba latente, esperando la hora de la escuela para hacerse presente. Y vaya que estuvo ahí.

Luego fui perdido, en tiempos de depresión. El amor, en quien requiere de equilibrio, se convierte en un soporte demasiado frágil (sin contar las explosiones hormonales típicas de esa edad). Viviendo erráticamente, me "estabilizaba" a base de sustancias ajenas al cuerpo. En retrospectiva, hasta pareciera tonto.

Hoy se bien a donde voy, más me preocupa mi falta de inocencia. Dicen que la mejor manera de mantenerse joven, es alimentar al niño que llevamos dentro. Yo pienso que el mío está raquítico y escueto, agonizante. Hoy, he decidido empezar a alimentarlo.





"Si Peter Pan viniera a buscarme, una noche azul, que me sorprenda a oscuras, por favor, que no de la luz.."
Ismael Serrano




Adrián M.

3 comentarios:

  1. Uno no elije sus vivencias y mucho menos a su familia, tampoco decidimos cuando madurar.

    Hay ciertas cosas que nos hacen muy similares a ti y a mi, pero tambien hay muchas que nos denotan una gran diferencia, tu ya sabes a donde vas y yo ultimemente dudo mucho de donde estoy.

    Pero si Peter Pan viniera a buscarme...

    Hasta pronto Adriàn M.

    ResponderEliminar
  2. publica un articulo de W&Y

    ResponderEliminar