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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Verso ¿Sin Esfuerzo? - Menuda Coincidencia


Dos ¿No te ha pasado
que te comprometes a algo?
Y a la hora de la hora...

(CORO)

¿En qué me vine yo a meter? Dime ¿quién me manda?
¡Menudo menester! ¿Pero quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer, quién me manda?
¡Caray, maldita sea mi estampa!
¿En qué me vine yo a meter? ¿Pero quién me manda?
¡Menudo menester! Dime ¿quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer? ¿Quién me manda?
¡Caray!

I
La confección de un rap mi hermano me encomendó;
y sin mucho meditarlo, aceptó el tonto de yo.
Qué difícil es decir «no» en el momento adecuado;
y encima lo dejé pa’ luego. Eso. Como buen mexicano.

Dado que no hay plazo que a su término no llegue,
aquí sentado frente al bloc de notas me tienes.
Tanta blancura impone; a intimidarme alcanza.
Trato darme valor y digo: «vamos, no pierdas la esperanza».

Y respiro. Al toro por los cuernos.
Oí que lo adecuado son cuarenta y ocho versos
repartidos por igual a lo largo de tres estrofas,
donde el tema a tratar será el que a uno se le antoja.

¿Arte mayor? ¿arte menor?, aquí no importa, creo.
En un buen beat, un buen flow: El mayor trofeo.
Pero no es indisociable del cómo, dónde y cuándo.
Espera... siento como que algo aquí va acabando.

(CORO)

¿En qué me vine yo a meter? Dime ¿quién me manda?
¡Menudo menester! ¿Pero quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer, quién me manda?
¡Caray, maldita sea mi estampa!
¿En qué me vine yo a meter? ¿Pero quién me manda?
¡Menudo menester! Dime ¿quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer? ¿Quién me manda?
¡Caray!


II
La suerte así lo quiso, indeciso aquí tenerme.
Entre el suelo que piso y el inicio de lo ingente.
Siento estar presente en singular natalicio.
Estoy perdiendo el juicio. ¡Alguien, venga a socorrerme!

¡Cuéntame oh musa! ¿Cómo salir de esta?
Ya que en mi mente obtusa no encuentro la respuesta.
¿A dónde van las palabras cuando alguien las necesita?
¡Ahora extraño aquellas planas en cursiva y en negrita!

«Esdrújula», «brújula», «acústica», «rústica»,
«música», «estúpida», «lúdica», «cúpula»...
Suenan tan graciosas… ¿De quién esas ideas?
Pero, la gran incógnita: ¿rima «área» con «marea»?

Para evitar el agobio, no quiero ni el reloj ver;
es bastante obvio: de tiempo no he de disponer.
Espera... ¿de nuevo? ¿cómo? ¡No entiendo!
Siento que algo está concluyendo.

(CORO)

¿En qué me vine yo a meter? Dime ¿quién me manda?
¡Menudo menester! ¿Pero quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer, quién me manda?
¡Caray, maldita sea mi estampa!
¿En qué me vine yo a meter? ¿Pero quién me manda?
¡Menudo menester! Dime ¿quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer? ¿Quién me manda?
¡Caray!


III
Tengo la sensación de ir entrando por una puerta,
la cual estaba abierta por enrarecida razón.
Ahora mi corazón palpita con más fuerza,
haciendo más intensa esta experiencia a la sazón.

Propicio para el desembuche intuyo es este estuche.
Espero que el que escuche, no sea de peluche.
Aunque, no es mi negocio quien en sus ratos de ocio
prefiera como socio a un buen vicio que lo embuche.

Eso está mal. Muy mal, ¿qué puedo hacer?
¿Si no puedo terminar subestimado menester?
Continúo divagando sin encontrar la salida.
Me estoy desesperando como nunca en la vida.

Establecer enfoque no he podido hasta este instante.
He perdido el toque; mi lado interesante.
Conforme voy pensando esto, siento satisfacción.
¡No comprendo! ¡Si no he escrito ni siquiera un renglón.

(CORO)

¿En qué me vine yo a meter? Dime ¿quién me manda?
¡Menudo menester! ¿Pero quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer, quién me manda?
¡Caray, maldita sea mi estampa!
¿En qué me vine yo a meter? ¿Pero quién me manda?
¡Menudo menester! Dime ¿quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer? ¿Quién me manda?
¡Caray, maldita sea mi estampa!

¿En qué me vine yo a meter?
¡Menudo menester!
¿Ahora qué voy a hacer?
¡Caray!
¿En qué me vine yo a meter?
¡Menudo menester!
¿Ahora qué voy a hacer?
¡Caray!

¿En qué me vine yo a meter? Dime ¿quién me manda?
¡Menudo menester! ¿Pero quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer? ¿Quién me manda?
¡Caray, maldita sea mi estampa!
¿En qué me vine yo a meter? Dime ¿quién me manda?
¡Menudo menester! ¿Pero quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer?  ¿Quién me manda?
¡Caray, maldita sea mi estampa!



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