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lunes, 3 de enero de 2011

Veinte diez. A destiempo un tanto.



Incluso me lo había propuesto, a la vez que me figuraba que de antemano era un hecho implícito. Hasta me parecía -y de hecho me parece- una idea tonta todo eso de ponerse reflexivo el último día del año previendo los mentados "sentimientos encontrados", definir el año en una frase, establecerse propósitos procrastinables que se manifiestan como tales desde el "mañana empieza el año, hoy no hay pedo", o imponerse la nostalgia volteando al infinito (que generalmente se encuentra arriba y a la izquierda) mientras trata uno de acordarse de 365 días si no es bisiesto, siendo que uno no recuerda ni lo que desayunó ayer, mientras se recurre al típico "el tiempo se va volando" o al "parece que fue ayer" lo que lleva a hacer memoria de cómo se contemplan a sí mismas las personas en un futuro... y toda esa serie de cuestiones que rayan en rituales, a los que se expone la media por mero gusto en un 31 de diciembre. Pero hombre... son las 6 a.m. y no hallo otra cosa qué hacer, el sueño se me fue, gacho, incluso acabo de terminar de leer un libro y pues, vamos a ver.

Debo reconocer que el año todavía en curso fue, o sigue siendo -que por consiguiente será- un año bastante agradable.  De los más, si no es que el más chido, ya que a fin de cuentas sigue siendo el presente. Mi último año como menor de edad, lo cual puede ser materia de otro escrito, o tal vez no. Porque todo eso de "últimos", "primeros", "abrir ciclos", "cerrar ciclos", me parece -tan sólo el mencionarlos- muy patético. La respuesta al "por qué" vendría a remontarse seguramente a la muerte como máximo "cierre de ciclo" y el patetismo de la misma según mi apreciación personal. Sí. La muerte es patética, burda, castrante, trascendental para algunos -aun más que el estar vivo-, y tal vez, por lo tanto, para mí efímera. Mucho más efímera y despreciable que el estar vivo aunque muchos lo vean como algo común y por lo tanto sin chiste. Pero más que lo anterior, la muerte es salteable. Es un proceso por el que algunos pasan porque así lo quieren, proceso por el cual no pasaré por aquello de Juan 3:36... Nótese en el anterior pasaje el verbo en presente y que "eterna" -como ya he mencionado, y por si ignoran- contempla no sólo la nulidad de final, sino también de principio. No morir es sencillo, mucho, pero si lo que menciono les parece estúpido, reitero, ái síganle... Sigan creyéndome un estúpido mientras yo prosigo con lo que sigue.

Reza la publicidad que todos van en busca de algo, algo que, sin duda -no sin sus "excepciones" innaturales y pretenciosas- es, por más que suene como quieran catalogarlo, el amor. Como el ser humano cree que el amor en su máxima expresión (el cual trasciende lo existente y lo explicable) se resume en algo estúpido o en su defecto algo falso (no sé cuál está peor) y ve el amor ya sea de la madre, la familia, y/o los amigos como algo cotidiano y ya chale, busca el amor en el así catalogado "eros", en el de pareja mentado, el cual (al igual que los otros amores que con anterioridad menciono) experimenté y sigo experimentando por vez primera en el 2010... Una relación de aquéllas hommie... ¡Qué digo de aquéllas! Si la neta no es algo, hasta ahora (y en dicha índole), comparable. Con una fémina de aquéllas hommie... ¡Qué digo de aquéllas! Si tampoco se compara... Una razón grande para decir que éste año rifó y rifa.

Este año, como podrán comprobar en el archivo de este blog, viví experiencias bastante interesantes, chidas, otras no tanto, pero de las que salí avante. Por ahora lidio con una somnolencia "hardcore" (entiéndase jarcor) por haberme despertado al azar en medio de la madrugada por lo que no me extenderé mucho más, así que les pido, no sean tan parsimoniosos y lean lo que en mi no parsimonia supe escribir durante el año.

En el 2010 me enamoré más de mi familia, me enamoré de una mujer, me enamoré más del sentido crítico, me enamoré más del rap, más de lo poético, de la lectura, la tinta, del saber, de la vida... Me supe enamorar de lo que soy, pero sobre todo, me enamoré más de Dios...

Cálense.

31/12/10´


Alejandro


2 comentarios:

  1. Como tú mismo lo has dicho, pareciera patético hablar de iniciar un ciclio o cerrar otro, tal vez no todos saben que el año se acaba cuando se acaba, porque a algunas personas (basándose en fenómenos climáticos o astrológicos) lo decidieron así. Pero lo importante, carnal, es que exista un pretexto para replantear metas, revivir sueños, buscar oportunidades y buscar la felicidad. Quizá tú no lo necesites ese pretexto, quizá necesitas decir primero que no crees en las cuestiones de abrir ciclos o yo que sé, pero me da gusto que al final del día, aprovechaste la fecha para hacer una declaración: "Fue un gran año el 2010."

    Al final del día lo que importa e impera, no son los comerciantes que hacen su "agosto" vendiendo en las fechas de diciembre (muy criticable, por cierto), ni los que lo hacen en el "día del amor y la amistad", el día de la madre o el del abuelo. Lo que importa es el pretexto (buen pretexto) para dar amor ese día, acercarnos a nuestros seres queridos, convivir con amigos, celebrar la vida, agradecer a dios, recargar energías o simplemente ser feliz.

    Me niego a creer que todo es oscuro, me niego a ver todo luminoso. Es balance, Alejandro, quiero pensar eso, y hay un motivo para todo y para todos.

    Saludos, man.

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  2. Lamentablemente, el mismo tiempo te hace replantearte situaciones al grado de pensar que nada de lo que uno piensa en algún momento dado tiene validez, o bien lo contrario. Está raro. Está chido, y está gacho.

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