Pequeño ejemplo de éxito

Voy a llenar ésta hoja de letras que en conjunto forman palabras, palabras que forman ideas e ideas que forjan un punto de vista el cual se refleja precisamente garabateando bolas y palos que forman letras, que forman palabras y etcétera, etcétera. Voy a llenarla sin dejar renglón alguno en blanco, para así posponer por enésima octava vez el estudio. Con tinta negra, negra como Bambaata, como Michael, como los adentros de un Big Metra que decía que el décimo era mantenerlo real y que ahora pregona estar soltero y querer darle sin miedo. Color negro como ese cabello posado en mi hombro, como éste espacio que ahora nos separa. Voy a tupirla de signos que un chino o judío no entendería y que para variar creo que un mexicano tampoco porque dicen que en vez de escrito parece tag. Sin punto y aparte porque es un espacio de .8 por 17 cms desperdiciados en nada, nada que refleja clase, sangrías que reflejan porte y qué se yo. Voy a explayarme en una cuartilla escribiendo nada y todo al mismo tiempo. Voy a llenarla como a veces me llena la nostalgia por dos que tres sonidos, imágenes o aromas. Llena como ese vasote de agua que ahora está vacío, tan vacío como el trasfondo de este texto que quedará perenne tal vez no en mi mente pero sí en el papel tamaño universitario. Y lo voy a cumplir, no como otras cosas que no he cumplido, como otras cosas que... ya se llenó la hoja.

Alejandro