Hoy no toca lo típico

Hoy no va a ser uno de esos rollos existenciales de si la vida valdrá la pena o no, de si escribo o no machín o que si me aplicaron la del "ya no". De eso nada. Mejor no. ¿Para qué?

Lo de hoy va a ser apreciar cada bocanada de aire, apreciar un "que descances" de no sé que tan dudosa procedencia, agradecer un ardor de ojos que me recuerda que los tengo, reírme del como me veré ahorita a los ojos de un tercero, gozar los versos del "Tino" porque así el "Soto" ya me parece comprensible, disfrutar de esta migraña leve que me hace agradecer el poco raciocinio que no tengo en desuso. Sonreírle a la mala música que nos permite reconocer la buena. No pensar en por qué escribo esto, ni quejarme del frío ni clavarme en que mi meñique no tiene lúnula ni en su por qué.

Se va a tratar de tratar de agradecer esas amistades forzadas que bien podrían ser enemistades fluidas, agradecer que es rap la música que me distrae por ahora porque bien podría ser duranguenze. Sentirme a gusto con esa euforia colectiva y/o gritos de "¡Uyyyyyyyy!" pretendiendo enlazar a dos personas de sexo, gracias al cielo, distinto que me incomoda en lo sumo. Va a ser mi himno del optimista que no refleja optimismo del todo sino, agradecimiento a sabiendas de que esto podría estar peor.

Hoy no va a ser agradecerle o reprocharle a la vida, agradecerle o reprocharle a la muerte, o al país donde nací, ni a mis progenitores, ni a mí, ni a tí, ni a él, ni a ella, ni a nadie, ni a nada.

Va a ser, sencillamente, decirle a Dios: Gracias.

Por lo que tengo, por lo que no, por lo que sé y por lo que ignoro, por lo que vivo, y porque vivo lo que vivo.

Pésele a quien pésele y tope donde tope.



Alejandro