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martes, 11 de mayo de 2010

Trotamundos.



Quiero ser un Trotamundos.


Mientras manejaba, me surgió la pregunta obligada: ¿Fue todo ya vivido? No concebí la respuesta adecuada. De tal modo caí en cuenta que el nómada fue quien descubrió, recorriendo el espacio y el tiempo.

A mi parecer, todo ya había sido inventado por el Arquitecto. Así que lo que nos resta como Humano (único ser, unión de todo individuo) es la simpleza que implica el darnos cuenta de la existencia del todo, parte por parte.

Volviendo al nómada, la exploración lo dotó de sabiduría. Como un niño, el Humano emergió de la nada sin siquiera saber donde se encontraba, por lo que tuvo que ir conociendo su entorno y creando su propia concepción, con las obvias limitaciones de la pobre percepción con la cual está integrado el ser. No había nada prefabricado; era un mundo sin consumismo, sin comunismo, sin capitalismo, en fin, sin ningún estatuto hecho a molde. Fue dando forma a sus ideas, congregando los materiales ya diseñados para satisfacer sus necesidades naturales y, posteriormente, sus metas plenamente planificadas.

La civilización llegó después, forzando un espiral de vivencias para todo aquel nacido dentro de su imperio. La contaminación del ser paulatinamente se fue apoderando del Humano, pervirtiendolo hasta el grado de orillarlo a sus más bajos instintos. Asesinatos, accidentes por negligencias propias y ajenas, corrupción dentro del mismo estándar tonto y sobrevaluado (marcado por el juego de la rutina) y todo mal externo al natural fueron el triste resultado de la vertiginosa caída que implicaba el paso equivocado, escondido dentro de la falta de información de causas evolutivas.

Hoy por hoy, sólo quien pueda atravesar la cuesta con la que el Humano tropezó podrá reescribir por lo menos un poco de nuestra historia, manchada con los errores pasados, actuales y con los que están por venir.  Aquel que logre deshacerse de las cadenas, disfrazadas de útiles, con las cuales cada quien arrastra sus grilletes, se sobrepondrá al coloquio, removiendo la hierba mala de la normatividad y sembrando semillas de esperanza para los atrapados en la cárcel de los cánones. El que todo lo arriesga es el único que puede ganarlo todo. El que rompe las ataduras y escapa en búsqueda de otro cielo es quien obtiene los refuerzos para liberar a una especie destinada al desastre.

Muerte a las reglas absurdas, a las imposiciones insustanciales. Nuevas ideas. Nuevas vivencias. Nuevos sueños, diálogos, esquemas. Nuevo Humano.

Es por eso que quiero ser un Trotamundos.





Adrián M.

1 comentario:

  1. Muy padre Adrián. Me gusta mucho la forma en la que escribes. Felicidades.
    Esta parte "A mi parecer, todo ya había sido inventado por el Arquitecto. Así que lo que nos resta como Humano (único ser, unión de todo individuo) la simpleza que implica el darnos cuenta de la existencia del todo, parte por parte." me encantó jaja. Que andes bien. Saludos.

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