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jueves, 25 de febrero de 2010

Hoy

No sé porque lo hice pero para no hacérselos largo el cuento... entré a un concurso de oratoria donde el tema central eran los derechos humanos y se suponía que diría algo así:

Buenas! Soy Alejandro y vengo de una escuela donde al discriminación es la carta de presentación. Donde un intento de elitismo se respira a diario, donde si no te adaptas pasas a ser el niño frustrado y raro que viste barato y suscita a la crítica hipócrita y nefasta. Donde el alcohol es el protagonista del fin de semana y de la charla entre semana de que pasará el siguiente sin que suene a reiteración. Donde el maestro que pinta canas me da por escrito una queja vana y si le pido una explicación me pregunta que signo zodiacal soy... le respondo que capricornio y después concluye: A ps con razón. Donde si organizan un concursito cursi para definir el amor en 100 palabras estrictamente gana uno que escribió 164, y me hace preguntarme ¿dónde quedaron la justicia y la igualdad? Y me disculparán porque su servidor sí escribió 100 y ameritó unos chocolates y una absurdo 3er lugar. Donde el derecho a la paz se difumina en las conversaciones de pasillo, donde los derechos de los niños se ven olvidados de manera directamente proporcional a la cantidad de labios con brillo.

Soy Alejandro y nací en Saltillo, ciudad donde aún existen los cargos de caciques y peones, pero ¿qué importa?, si los saraperos quedaron campeones. Donde pareciera que quieren una población ciega e inconsciente a punta de despensas, marchas del cacerolazo, focos incandescentes "de la gente" y un puño de puentes, una televisora monopólica en lo local que vuelve noticia la nota más incoherente y que solo nos sirve de termómetro, donde los parámetros más impensables en cuanto a lo sexual son aceptados y legales por un pacto de convivencia, donde el término maternidad peligra en la búsqueda de una igualdad ciega que sobrepasa la línea de la imprudencia, donde se hacen concursos que promueven la igualdad que dejan en claro que no somos del todo iguales, porque no es lo mismo un 1er lugar que gana billetes nacionales, que un quinceavo al que premian con una palmada en la espalda y un vacío: ¡Felicidades! Donde si hago un discurso en un intento de verso reclamarán que no es concurso de poesía, y no es que busque puntos extra, es que de hacerlo de otra forma, el texto se me olvidaría.

Soy Alejandro, soy estudiante, soy mexicano y no... no soy mujer. Nací en una nación donde la procrastinación pareciera menester, y díganmelo a mí, éste discurso lo empecé a hacer ayer. Nací en una nación donde es cuestión del día a día la violencia, la corrupción de políticos, civiles, policías, decirse cristiano sin conocer la biblia, en un país donde se prevarica con la lascivia, pero ¿qué importa? si ayer le ganamos a 5-0 a Bolivia. Un país donde según encuestas se dicen 1350 millones de insultos a diario, donde los pobres no quieren ser ricos, y donde los de suburbio no quieren ser del barrio, donde la esclavitud moderna la rigen las telenovelas, donde la tortura es mental propinada por Derbez, la rosa de guadalupe y la academia. Donde antaño ya no supe ni que onda, donde seguramente no pasaré a la segunda ronda.

Soy Alejandro y vengo de un planeta donde más que como personas actuamos como animales, hermanos. Pero eso sí... esto se trata de los derechos humanos...

Algo así debió ser. Pero a la mera hora se me olvidó jaja. Ni modo.

Al último ganaron 2 mujeres una de la escuela donde estoy, y otra que... bueno.

Después de eso llegué a mi casa y dormí una siesta de aquellas y desperté hace rato. Así que hoy fue un buen día.




Alejandro

3 comentarios:

  1. estubo fabuloso, encerio te admiro...


    sigue asi

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  2. heyy qee padre,, pero bueno ya te felicite muchas veces por este escrito,,solo me volvi a pasar por tu blog,,y lei lo que ya habia escuchado porque en verdad esta interesante (:

    attee: MARTINez (:

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